miércoles, 8 de junio de 2011

Frases de Juan Pablo II

¡No tengáis miedo! ¡Llevad por doquier, a tiempo y a destiempo, la potencia de la Cruz para que todos, también gracias a vosotros, puedan seguir viendo y creyendo en el Redentor del hombre!.
Cómo han cambiado los jóvenes de hoy con respecto a los de hace veinte años. ¡Cómo ha cambiado el contexto cultural y social en el que vivimos! Pero Cristo no, ¡Él no ha cambiado! Él es el Redentor del hombre ayer, hoy y siempre!.
Si vuestra fe depende únicamente de fragmentos de tradición, de buenos sentimientos o de una genérica ideología religiosa, no seréis capaces de aguantar el choque con el ambiente.
No es suficiente "hablar" de Jesús a los jóvenes universitarios: hay que hacer que lo "vean" a través del testimonio elocuente de la vida.
la Reconciliación comporta «una purificación, tanto en los actos del penitente que abre su conciencia porque advierte una gran necesidad de ser perdonado y regenerado, como en la efusión de la gracia sacramental que purifica y renueva.
Una parroquia evangelizadora debe ser ante todo una parroquia en la que sus diferentes miembros, ministerios y carismas, viven en comunión.
Para el creyente, Cristo es el «intérprete» de la historia.
Los jóvenes son la esperanza de la humanidad: tienen que poder crecer, por tanto, en un clima de constante y concreta educación en la paz.
Cuanto más se vive en Cristo, mejor se sirve a Cristo en los demás, llegando incluso a los lugares más lejanos para realizar la misión y afrontando los mayores desafíos.
Sólo con la fidelidad alegre a Cristo y con una atrevida proclamación de Él como Señor --un testimonio arraigado en su mandamiento de ir y hacer discípulos a todas las gentes-- podréis ayudar a los demás a conocerle a él.
En un mundo en el que las sombras de pobreza, injusticia y secularismo se ciernen sobre todos los continentes, es más urgente que nunca la necesidad de auténticos discípulos de Jesucristo.
Encontrad en Cristo crucificado y resucitado el valor para evangelizar a nuestro mundo tan probado por divisiones, odios, guerras, terrorismo, pero lleno de recursos humanos y espirituales.
El enfermo, en estado vegetativo, en espera de recuperarse o del final natural, tiene por tanto derecho a una asistencia sanitaria básica (alimentación, hidratación, higiene, calefacción, etc.), y a la prevención de las complicaciones ligadas a su estado.
Nuestros hermanos y hermanas que se encuentran en la condición clínica de "estado vegetativo" conservan toda su dignidad humana. La mirada amorosa de Dios Padre sigue posándose sobre ellos, reconociéndoles como hijos suyos, particularmente necesitados de asistencia.
La falta de «calidad de la vida» no constituye un motivo para provocar la muerte a una persona, por el contrario, debe llevar a una obra de ayuda y asistencia amorosa a quienes rodean al enfermo.
Madre de Cristo, que se revele una vez más, en la historia del mundo, la infinita potencia salvadora de la Redención: ¡potencia del Amor misericordioso! ¡Que éste detenga el mal! ¡Que transforme las conciencias! ¡Que en tu corazón Inmaculado se revele para todos la luz de la esperanza!
Contemplemos a Cristo crucificado que ha redimido a la humanidad, cumpliendo hasta el final la voluntad del Padre. En el Calvario, en los últimos instantes de vida, Jesús nos confió a María como Madre y nos entregó a ella como hijos.
En este tiempo amenazado por la violencia, por el odio y por la guerra, testimoniad que Él y sólo Él puede dar la verdadera paz al corazón del hombre, a las familias y a los pueblos de la tierra. Esforzaos por buscar y promover la paz, la justicia y la fraternidad. Y no olvidéis la palabra del Evangelio: «Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios» (Mt 5,9).
Con María, la sierva del Señor, descubriréis la alegría y la fecundidad de la vida oculta. Con Ella, la discípula del Maestro, seguiréis a Jesús por las calles de Palestina, convirtiéndoos en testigos de su predicación y de sus milagros. Con Ella, Madre dolorosa, acompañaréis a Jesús en su pasión y muerte. Con Ella, Virgen de la esperanza, acogeréis el anuncio gozoso de la Pascua y el don inestimable del Espíritu Santo.
María es Madre de la divina gracia, porque es Madre del Autor de la gracia. ¡Entregaos a Ella con plena confianza!.
Pero sabed que en los momentos difíciles, que no faltan en la vida de cada uno, no estáis solos: como a Juan al pie de la Cruz, Jesús os entrega también a vosotros su Madre, para que os conforte con su ternura.
En la Cruz, el Hijo puede derramar su sufrimiento en el corazón de la Madre. Todo hijo que sufre siente esta necesidad.
La Anunciación marca el inicio, la Cruz señala el cumplimiento. En la Anunciación, María dona en su seno la naturaleza humana al Hijo de Dios; al pie de la Cruz, en Juan, acoge en su corazón la humanidad entera. Madre de Dios desde el primer instante de la Encarnación, Ella se convierte en Madre de los hombres en los últimos instantes de la vida de su Hijo Jesús.
La estrecha relación entre fe y salvación, que Jesús puso de relieve durante su vida pública (cf. Mc 5, 34; 10, 52; etc.), nos ayuda a comprender también el papel fundamental que la fe de María ha desempeñado y sigue desempeñando en la salvación del género humano.
El acto de fe de María nos recuerda la fe de Abraham, que al comienzo de la antigua alianza creyó en Dios, y se convirtió así en padre de una descendencia numerosa.
María, asociada a la victoria de Cristo sobre el pecado de nuestros primeros padres, aparece como la verdadera «madre de los vivientes» (ib.). Su maternidad, aceptada libremente por obediencia al designio divino, se convierte en fuente de vida para la humanidad entera
Para María, la entrega a la persona y a la obra de Jesús significa la unión íntima con su Hijo, el compromiso materno de cuidar de su crecimiento humano y la cooperación en su obra de salvación.
A María se la proclama la primera discípula de su Hijo (cf. ib.) y, con su ejemplo, invita a todos los creyentes a responder generosamente a la gracia del Señor.
Dios pone el destino de todos en las manos de una joven. El «sí» de María es la premisa para que se realice el designio que Dios, en su amor, trazó para la salvación del mundo.
La oración, el estudio, la vida comunitaria, bien armonizados en el proyecto formativo y vividos con fidelidad y generosidad en la existencia concreta de vuestro Seminario, son los caminos por los que el Señor esculpe en vosotros, día tras día, la imagen de Cristo, Buen Pastor.
Sólo en una familia auténtica, unida duraderamente y amorosa, los hijos pueden alcanzar la sana madurez, sacando ejemplo de amor gratuito, de fidelidad, de entrega recíproca y de respeto por la vida.
La solemnidad de San José, exhorta a las familias de hoy, confortadas por el ejemplo de María y José, quienes con amor atendieron al Verbo encarnado, a inspirarse en su estilo de vida para tomar las decisiones cotidianas de vida y las fuerzas para superar las dificultades.
Ser "testigo de Cristo" en palabras y obras es una responsabilidad que comparten todos los bautizados y que implica diferentes condiciones.
La difusión de ideologías en los diferentes campos de la sociedad llama a los cristianos a un nuevo salto de calidad en el campo intelectual para proponer reflexiones vigorosas que presenten a las jóvenes generaciones la verdad sobre el hombre y sobre Dios, invitándoles a profundizar en una comprensión de la fe cada vez más aguda.
Más allá de las crisis de civilización, de los relativismos filosóficos y morales, los pastores y los fieles deben tener en cuenta los interrogantes y las aspiraciones esenciales de los seres humanos de nuestro tiempo, para dialogar con las personas y los pueblos y proponer el mensaje evangélico y la persona de Cristo Redentor
Dios omnipotente y misericordioso, no te puede comprender quien siembra discordia, no te puede acoger quien ama la violencia, mira nuestra dolorosa condición humana, probada por crueles actos de terror y de muerte, consuela a tus hijos y abre nuestros corazones a la esperanza para que nuestra época pueda conocer días de serenidad y paz.
En la resurrección de Cristo está la certeza de la vida eterna.
Redescubrir el valor de la Cruz de Cristo para hacer de ella el centro inspirador de la propia vida: esta es la característica fundamental de su espiritualidad.
Anunciar a Cristo es hacer experimentar a cada uno, pero especialmente a quien sufre de pobreza espiritual y material, la ternura y la misericordia divina.
Que el camino cuaresmal que estamos recorriendo os lleve, queridos jóvenes, a una fe en Cristo cada vez más consciente; aumente en vosotros, queridos enfermos, la esperanza en Cristo crucificado que nos apoya en la prueba; os ayude a vosotros, queridos recién casados, a hacer de vuestra vida familia una misión de amor fiel y generoso.
La violencia no tiene la última palabra. La respuesta del creyente es el perdón y la paz.
Los líderes, incluidos los de la esfera comercial, tienen el desafío de testimoniar el poder liberador y transformador de la verdad cristiana, que nos inspira a poner nuestros talentos, nuestras capacidades intelectuales, nuestras posibilidades persuasivas, nuestra experiencia y nuestras habilidades al servicio de Dios, de nuestro prójimo, y del bien común de la familia humana.
Una sana globalización, llevada a cabo en el respeto de los valores de las diferentes naciones y grupos étnicos, puede contribuir significativamente a la unidad de la familia humana y puede permitir formas de cooperación que no son sólo económicas sino también sociales y culturales.
Dios se sirve de la amistad humana para llevar los corazones al manantial de la caridad divina . Sentíos responsables de la evangelización de vuestros amigos y de todos los de vuestra edad.
Amar no es sólo un sentimiento; es un acto de voluntad que consiste en preferir de manera constante el bien del otro al bien propio.
Buscadle con los ojos de la carne en los acontecimientos de la vida y en el rostro de los demás ; pero buscadle también con los ojos del alma a través de la oración y de la meditación de la Palabra de Dios, pues la contemplación del rostro de Cristo se centra sobre todo en lo que de él dice la Sagrada Escritura.
Para el cristiano de hoy, no se trata de huir del mundo en el que le ha puesto la llamada de Dios, sino más bien de dar testimonio de su propia fe y de ser coherente con los propios principios, en las circunstancias difíciles y siempre nuevas que caracterizan el ámbito político.
El legislador que se considera católico no puede ofrecer su apoyo a aquellas leyes que atentan contra la vida o el matrimonio. En tales casos, será la prudencia cristiana, que es la virtud propia del político cristiano, la que le indique cómo comportarse para que, por un lado, no desoiga la voz de su conciencia rectamente formada y, por otra, no deje de cumplir su tarea de legislador.
Hay menores profundamente heridos por la violencia de los adultos --reconocía el Santo Padre--: abusos sexuales, instigación a la prostitución, al tráfico y uso de drogas, niños obligados a trabajar, enrolados para combatir, inocentes marcados para siempre por la disgregación familiar, niños pequeños víctimas del infame tráfico de órganos y personas. La humanidad no puede cerrar los ojos ante un drama tan alarmante.
Los problemas que afectan al mundo de la infancia son muchos y complejos. Deseo vivamente que se les dé la necesaria atención a nuestros hermanos más pequeños, abandonados con frecuencia a su suerte, gracias también a nuestra solidaridad. Es una manera concreta de traducir nuestro esfuerzo cuaresmal.
Los gestos exteriores de penitencia tienen valor si son expresión de una actitud interior, si manifiestan la firme voluntad de alejarse del mal y de recorrer el camino del bien. Ahí está el sentido profundo de la ascesis cristiana.
Para ser auténticos discípulos de Cristo, es necesario renunciar a sí mismos, cargar la propia cruz cada día y seguirle. Es la senda ardua de la santidad que todo bautizado está llamado a seguir.
Sacerdotes, aprendí hace mucho tiempo, desde que estaba en Cracovia, a vivir al lado de las parejas, de las familias. He seguido también de cerca el camino que lleva a dos personas, a un hombre y a una mujer, a crear una familia y, con el matrimonio, a convertirse en esposos, padres, con todas las consecuencias que conocemos. No tengáis miedo, por tanto, entregar a las familias, vuestro tiempo y energías, los talentos espirituales que el Señor os ha dado. Sed para ellas amigos atentos y dignos de confianza, además de pastores y maestros.
El vínculo que une al hombre y a la mujer se convierte en imagen y símbolo de la alianza entre Dios y su pueblo, que encuentra en Jesucristo su cumplimiento definitivo. Por ello, entre los bautizados, el matrimonio es sacramento, signo eficaz de gracia y de salvación», siguió aclarando.
El matrimonio y la familia no pueden ser considerados como un simple producto de las circunstancias históricas, o una superestructura impuesta desde el exterior al amor humano.
Es necesario apoyar hoy a los indígenas en sus legítimas aspiraciones, respetando y defendiendo los auténticos valores de cada grupo étnico.
El doloroso y vasto problema de la pobreza, con sus graves consecuencias en el campo de la familia, la educación, la salud o la vivienda, es un desafío urgente para los gobernantes y responsables de la vida pública.
La Iglesia tiene el derecho, explicó de «enseñar su doctrina y a emitir juicios morales sobre asuntos que afectan al orden social, cuando lo exijan los derechos fundamentales de la persona o el bien espiritual de los fieles.
La Iglesia católica, fiel a su propia misión pastoral, ha seguido promoviendo el bien común del pueblo mexicano, buscando el diálogo y el entendimiento con las diversas instituciones públicas y defendiendo su derecho a participar en la vida nacional.
Que la aproximación de los Juegos Olímpicos pueda ser la ocasión de una nueva experiencia de fraternidad para que se pueda superar el odio, acercando a los hombres y a los pueblos.
El derecho internacional constituye un arma eficaz para combatir el terrorismo a escala mundial, y ha exigido una reforma de las Naciones Unidas para que su cumplimiento sea más efectivo.
La obra de Cristo, con la remisión de los pecados, la efusión de las riquezas de su gracia, la filiación divina del cristiano y el dar a conocer el misterio de su voluntad, hacen que se pueda entrar en el misterio íntimo de la misma vida trinitaria.
En este proyecto trascendente, que engloba la creación y la redención, el cosmos y la historia humana, Dios había establecido, en su benevolencia, recapitular todas las cosas en Cristo», es decir, restablecer el orden y el sentido profundo de todas las realidades, las del cielo y las de la tierra (Cf. 1,10). Ciertamente Él es cabeza suprema de la Iglesia, que es su Cuerpo, pero también el principio vital de referencia del universo.
La pasión de Cristo es el don más grande que Dios ha hecho al ser humano. El perdón de los pecados es algo grande, pero más grande es todavía el que esto haya tenido lugar mediante la sangre del Señor.
Su universo cultural el que viven los jóvenes está marcado por las nuevas tecnologías de la comunicación, que trastocan su relación con el mundo, con el tiempo y con los demás, y que modelan sus comportamientos. Esto crea una cultura de lo efímero y lo inmediato, que no siempre es favorable a la profundización, ni a la maduración interior o al discernimiento moral.
La Universidad ofrece los instrumentos de la profundización en el patrimonio de la cultura, del tesoro del saber nacional y universal, y del desarrollo de las diferentes ramas de la ciencia, que no son accesibles sólo a los que comparten el mismo credo, sino también a quienes tienen convicciones diferentes. Las universidades pueden hablar en voz alta. Pueden hablar con el lenguaje contemporáneo, comprensible para todos.
La Iglesia es íntimamente santa y está llamada vivir y a manifestar esta santidad en cada uno de sus miembros.
La Virgen María es el «modelo sublime» al que se debe siempre aspirar: En Ella se compendia la santidad del Pueblo de Dios, porque en Ella resplandece en la máxima humildad la perfección de la vocación cristiana.
Los progresos de las ciencias biomédicas dejan entrever perspectivas prometedoras para el bien de la humanidad y el tratamiento de enfermedades graves y desconsoladoras. Se verifica el dominio creciente de la tecnología médica sobre procesos de la procreación humana, los descubrimientos en el campo de la genética y de la biología molecular, los cambios en la gestión terapéutica de los pacientes graves, junto a la difusión de corrientes de pensamiento de inspiración utilitarista y hedonista. Son factores que pueden llevar a conductas aberrantes así como a la redacción de leyes injustas en relación con la dignidad de la persona y el respeto exigido desde la inviolabilidad de la vida inocente.

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